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¿Codo de tenista? ¡Si yo no juego al tenis!

Llevas un tiempo con una molestia en el brazo, en el codo; rara, pero sin mucha importancia. Más bien te duele la parte lateral del codo. Pensabas que se te iba a pasar, y lo que se pasa es el tiempo. Y no se te quita.

Hasta que decides ir al médico, y te diagnostica "codo de tenista". Y lo primero que piensas es: "¿Cómo? Si yo no juego". O juegas y lo conoces, pero entonces habrías ido directamente al fisio.

Se suele hablar de epicondilitis como diagnóstico, aunque es fecuente también el término tendinosis epicondílea.

Esto se debe a que normalmente en esta lesión no aparece inflamación propiamente en el tendón, sino una lesión por sobrecarga o contractura de la musculatura epicondílea en fase aguda, o un proceso degenerativo (por desgaste) reversible del tendón si estamos ante una fase crónica. En los últimos años se ha definido un modelo continuo de tendinopatía, según la cual se define la patología por el grado de evolución (tendinopatía reactiva o inicial vs. tendinopatía degenerativa o avanzada) , y por la afectación o no de tejidos peritendinosos.

¿POR QUÉ OCURRE?

A pesar de relacionarse en su nomenclatura con el tenis, hay otro tipo de deportes que pueden ocasionar esta lesión, como tiro con arco, halterofilia, pádel y otros deportes de raqueta... Así como profesiones en las que se realizan movimientos repetidos de miembro superior, tales como: pintores, personal de limpieza, reponedores, montadores de muebles, mecánicos, carniceros, fontaneros, tatuadores, y un largo etc. Por lo que muchas veces es considerada enfermedad profesional.

Esta lesión se ve provocada por movimientos repetitivos de fuerza de agarre, extensión de muñeca o ejercicios de resistencia de fuerza con la muñeca en extensión. En definitiva, por tensiones mantenidas o sobreesfuerzos repetidos, que son los que provocan la tendinosis de inserción, al ser transferidos directamente a través del músculo a la inserción del tendón causando repetidos microtraumas.

Se afecta el tendón de los músculos del grupo extensor común y lateral del antebrazo: el segundo radial (músculo radial corto) suele ser el más afectado, siendo mucha menor la frecuencia lesional del extensor común de los dedos, y aún más baja la del cubital posterior.

Aparece con mayor frecuencia en la población entre los 30 y los 50 años, y generalmente en el codo que corresponde a la mano dominante.

CLÍNICA

Se caracteriza por dolor en la cara lateral del codo, en la zona del epicóndilo, que es la prominencia ósea que encontramos más externa.

El dolor suele aparecer al realizar extensión dorsal de muñeca contra resistencia, cuando hacemos a la vez extensión de muñeca y extensión de dedos, o gestos de pronosupinación (giros de muñeca), prensión o elevación de un peso; con acciones simples como coger una jarra de agua o girar el pomo de una puerta, se reproducen los síntomas, incluso el paciente refiere una pérdida de fuerza considerable (impotencia funcional).

En los deportes de raqueta suele aparecer al realizar el gesto del revés.

Es frecuente encontrar molestias o parestesias (sensación de hormigueo o adormecimiento) en la zona de antebrazo y/o mano.

Normalmente cede por la noche y con el brazo en reposo.

TRATAMIENTO

Es importante comenzar el tratamiento de fisioterapia tras los primeros síntomas, ya que si no, es posible, que llegue a cronificarse, dificultando los procesos de tratamiento y la recuperación de la lesión. El objetivo principal del tratamiento es aliviar el dolor. Podemos trabajar con diversas técnicas:

-La terapia manual y en especial el masaje tipo Cyriax , es una parte importante del tratamiento

-Movilizaciones/manipulaciones de las articulaciones de codo y /o muñeca

-Crioterapia o masaje con hielo

-Movilización neuromeníngea o tratamiento neurodinámico del nervio radial, si se ve afectado en la lesión. Es frecuente que éste sea sensible en la epicondilitis. -Estiramientos de la musculatura flexora y extensora de antebrazo

-Punción seca de puntos gatillo miofasciales (PGM) activos, prestando especial atención a los del 2º radial

-Vendaje neuromuscular

-Prescripción de ejercicios excéntricos de potenciación de la musculatura afectada, lo que favorece la creación de nuevas fibras y una correcta organización de las mismas

En casos complicados que parecen no reversibles, se debe valorar la técnica de EPI ( electrolisis percutánea intratisular) para regenerar el tejido.

Si a pesar de todo, el grado de lesión es tan alto que no mejora con tratamiento conservador de más de 12 meses, puede recurrirse a otras técnicas más invasivas como las infiltraciones (inyección local de corticoides que se asocian o no a un anestésico local) o la cirugía en último caso.

RECOMENDACIONES

Es importante intentar interrumpir durante el tratamiento, aquellos movimientos lesivos que nos han causado la patología. Pero en algunos casos, cuando por motivos laborales o deportivos no se puede, existe la posibilidad de utilizar coderas o vendajes que ejercen presión sobre el epicóndilo y alivian el dolor en la zona durante la actividad. Se aconseja llevarlas sólo cuando realizamos la actividad, ya que su uso prolongado genera más debilidad en la musculatura.

En cuanto a la actividad deportiva, es importante saber que el calentamiento previo SÍ PREVIENE lesiones durante la activdad, pero el estiramiento que se hace antes de jugar NO PREVIENE lesiones durante la práctica deportiva. El éxito de los estiramientos es la frecuencia periódica para adaptar a los tejidos a situaciones de estrés. Lo fundamental es la continuidad. Lo ideal son 3-5 veces semanales a intensidad moderada tras calentamiento previo y después de la práctica deportiva a baja intensidad, mantenidos durante 15-20 segundos.

Lo más importante en la recuperación, es la correcta potenciación muscular con trabajo excéntrico, un tratamiento con gran evidencia clínica positiva en el abordaje de las tendinopatías.

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